14 Jul
Luego de tres nominaciones al Grammy Latino, Gustavo Adolfo Suárez Sarcos evoca gratos recuerdos de los inicios de Tecupae, agrupación que se gestó en las aulas de clase del Liceo Los Robles.
Egresado de la promoción XVII, Gustavo siempre se inclinó hacia la música, participó desde su ingreso al Liceo en la Banda Marcial y siguió esos pasos hasta los últimos momentos en Los Robles, cuando fundó junto a Freddy Castillo, Luis Leal, Luigi Castillo,entreotros exalumnos, lo que se convertiría en una de las bandasconmás trayectoria del estado Zulia.
Con Gustavo como uno de los directores de la agrupación y acordeonista, Tecupae tiene en su haber siete producciones discográficas, un sinfín de premios regionales, nacionales e internacionales y una fuerte proyección internacional.
«LOS ROBLES ME DEJÓ A MIS MEJORES AMIGOS, LOS AMIGOS DE SIEMPRE»
Pero además de músico y de atender otras ocupaciones, este roblista se estrenó el año pasado como papá del Liceo, rol que ha tomado el primer lugar dentro de sus prioridades.
Gustavo Adolfo Suárez Sarcos, como muchos otros exalumnos, se siente feliz de ser parte nuevamente de esta gran familia y no titubeó en ningún momento al decidir el rumbo escolar de sus hijos: “¡Tenían que ir a Los Robles!”.
¿Cómo nace la idea de formar una agrupación musical?
“Nuestra promoción fue muy musical. Había tantos músicos dentro de la promoción que decidimos formar un grupo para la fiesta de graduación. En enero de 1994, fuimos escogiendo cada uno los instrumentos: José Miguel Manstretta tocaba flauta; Javier Guerrero tocaba trompeta, Freddy Castillo en la batería, Luigi Castillo era cantante junto con Luis Leal, y yo comencé con el acordeón, aunque nunca lo había tocado. Toqué siempre saxofón durante los años del colegio pero me motivé a aprender a tocar acordeón”.
“En aquel momento no teníamos nombre, lo hicimos para tocar ese día, pero, para sorpresa de nosotros, la gente que nos vio nos comenzó a invitarnos a tocar en otras fiestas.Seguimos tocando porque nos seguían llamando y estábamos haciendo algo divertido. Nunca pararon las llamadas y el interés de la gente en que nos presentáramos en sus celebraciones. De esa fiesta de graduación nació lo que es hoy día Tecupae”.
¿De dónde viene el nombre y cómo ha sido la evolución de Tecupae en el tiempo?
“Ninguno de nosotros era músico profesional, el grupo poco a poco fue el que nos dio el profesionalismo y aprendimos a ser profesionales dentro delabanda. Luego de varios años de ‘formación’, ―si se puede llamar así―Israel Romero, de El Binomio de Oro, nos invitó a participar en el Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar, Colombia, en el año 1997.
El interés de la invitación era mostrar que muchachos de otro país estaban tocando su música y generó toda una revolución que otro grupo tuviera la misma tendencia. Seguíamos sin nombre, pero a raíz de esa invitación necesitábamos uno; no recuerdo cómo fue pero entre los miembros del grupo llegamos hasta Tecupae, que realmente no tiene una etimología como tal, y fue en ese momento donde nos internacionalizamos como banda. Actualmente nos encontramos grabando nuestra octava producción discográfica, ahora de la mano de los productores Daniel y Jein, placa que debe estar en el mercado para el próximo año 2015”.
“Tecupae me ha dado muchas satisfacciones a lo largo de 20 años recién cumplidos y una cantidad inmensa de enseñanzas y momentos satisfactorios, pero la vida me ha mostrado cosas que antes yo no veía. Siento que esta experiencia de vida que mi esposa me ha traído, me ha dejado una responsabilidad mayor de la que he tenido siempre dentro del grupo y dentro de mi familia”.
¿Cómo logras encarar esa responsabilidad que tienes ahora?
“La vida y mi esposa me entregaron nuevas responsabilidades y una nueva misión de vida. En primer lugar, encontrar una manera de garantizar que mis hijos lleguen a cumplir los sueños que se propongan, y me la mostró luego de que mi esposa desapareció físicamente. La vida me ha mostrado que no siempre se nos permite verlos crecer, peroque de igual manera, nosotros como padres tenemos una responsabilidad mayor y que no podemos evadir, que es permitir que ellos cristalicen esos sueños, estando nosotros, o no”.
“Mi tranquilidad, la de Gustavo Suárez, el padre, es la de sentir que mis hijos van a llegar a ser personas mayores con las mejores oportunidades que en vida les quiero brindar, y desde ese entonces me he dedicado a multiplicar ese mensaje y lo hago visitando familia por familia para llevar ese mensaje de amor. Es ingeniería financiera familiar preventiva. Es una decisión muy trascendental e importante que nosotros como padres debemos tomar. De esta manera comparto mi tiempo entre mis negocios, el grupo y por supuesto, mis hijos, lo más importante de mi vida”.
¿Algún recuerdo o algo que te quede de tus días en Los Robles?
Mis hijos no podían estudiar en otro colegio, tenían que estudiar en Los Robles. ¡Para mí, el Liceo es el mejor colegio del mundo! Me dejó a mis mejores amigos, los amigos de siempre”.
“Con los que aún hablo, me reúno y nos vemos todos los fines de semana, son mis amigos del colegio. Viajamos, tenemos un chat, hacemos fiestas, y hacemos todo como si aún estuviéramos en el colegio; ya tenemos 31 años de amistad; pasar 11 años viéndonos todos los días sin duda nos unió muchísimo”.
“Con gran cariño recuerdo al profesor Jesús Urdaneta, siento que aprendí demasiado de él; me dejó mucho. También el profesor Álvaro Suárez, mi tormento con las matemáticas y su frase célebre: ‘Vamos amigo Suárez, pase a la pizarra y hágale honor a nuestro apellido’. También el especial trato de Martín Azócar, que fue siempre alguien incondicional”.
Redacción: Fabiola González
Fotografías: Jesús Adán Rincón